Libia es un país situado en el norte de África, con capital en Trípoli y que limita con el mar Mediterráneo al norte, convirtiéndose en una de las principales puertas hacia Europa para el continente africano; con Túnez y Nigeria al oeste, con Níger y Chad al sur y con Sudán y Egipto al este. Sus lenguas oficiales son el árabe y el bereber, y la religión predominante el islam. 



Hasta 2011, Libia era el país con una mayor esperanza de vida y con el IDH más alto de África, pero con el inicio del conflicto bélico, este último indicador sufrió un gran decrecimiento, al igual que el PIB, que como consecuencia de la inestabilidad del país, se ha convertido en un indicador de gran volatilidad.

A pesar de su inmensa riqueza petrolífera, Libia no ha conseguido constituirse como una verdadera nación y es considerado un Estado fallido. Para entender las razones que han llevado a Libia a su situación actual, debemos remontarnos a su historia.

En febrero de 1911, tras casi cuatro siglos de control del Imperio Otomano sobre el país, Italia, descontenta con el resultado del reparto colonial en África y debido a su cercanía geográfica, decide ocupar Libia. Durante este periodo se experimenta un gran desarrollo económico, pero con el fin de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de la ayuda alemana, el África Korps fue derrotado por las fuerzas aliadas. Libia fue dividida entre Gran Bretaña, que controlaba casi la totalidad del territorio, y Francia, cuya influencia se limitó a la zona de Fezzan. Debido a la incapacidad de ambas potencias de ponerse de acuerdo sobre el destino de Libia, la ONU decide otorgarle la independencia en 1951.

El poder cae en manos de Idris I, que se convierte en el primer y único monarca libio. Durante su reinado, se encontraron inmensas reservas de petróleo, que propiciaron el surgimiento de una clase social libia muy rica, mientras que como consecuencia, las desigualdades y el malestar social fueron aumentando. 

En 1969 se produce un golpe de Estado, por parte del sector izquierdista del ejército libio. A pesar de no encabezar el ejército ni ser una figura significativa dentro de la jerarquía de éste, Muamar Gafadi, se erige como líder de una  dictadura socialista y defensora del islam. Se produjo la nacionalización del 51% de las operaciones de las empresas petroleras, por lo que el dictador pasó a controlar los precios del combustible. Durante su mandato Libia se convirtió en un ejemplo a seguir para el resto de países africanos, pues como consecuencia de las reformas sociales, tales como el acceso al agua, a la educación y a la salud gratuitas, el nivel de vida de los ciudadanos libios experimentó una mejora sin precedentes.

Muamar Gafadi

Las relaciones del dictador con la comunidad internacional fue cambiante. En un primer momento, se comenzó apoyando al régimen comunista de la URSS durante la Guerra Fría, razón por la que EEUU rompió relaciones con el régimen, prohibiendo las importaciones de petróleo y las exportaciones a Libia. Además, también comenzó a desarrollar armas nucleares, por lo que la ONU le impuso una serie de sanciones económicas.

En 2004, tras 24 años sin relaciones internacionales entre Estados Unidos y Libia, deciden restablecerlas y llevar a cabo una cooperación entre ambos países. Gafadi se comprometió a deshacerse de las armas nucleares que tenía en su poder y a colaborar en la lucha contra el terrorismo, pues ambas naciones habían econtrado un enemigo en común: Al Qaeda.

En 2011 comienza la Primavera Árabe en muchos países con gobiernos dictatoriales. Fue una revolución popular detonada por de la muerte del joven tunecino Mohamed Bouazizi. En Libia, miles de ciudadanos se echaron a la calle exigiendo democracia y denunciando la corrupción y los abusos de las autoridades. El gobierno respondió con una desmesurada represión y violencia, causando la muerte de miles de civiles. Occidente, en contra de la actuación que estaba llevando a cabo el gobierno, decide participar en la ofensiva revolucionaria contra las tropas de Gafadi. Tras la batalla de Trípoli en 2011, Gafadi fue asesinado y con él cayeron sus más de 40 años de dictadura.

Los ciudadanos libios creyeron que este sería el fin del autoritarismo que en el que hasta entonces habían vivido. Sin embargo, lo que no sabían es que esto sólo sería el inicio de una Primavera Árabe de duraría más de diez años.

Tras la caída de Gafadi, se establece un gobierno provisional, cuyo principal objetivo fue la unificación de las distintas milicias de diferente ideología. Además, en el panorama político, el gobierno también se hallaba fraccionado entre dos doctrinas distintas: el poder ejecutivo de pensamiento liberal y el poder legislativo islamista. Esto produjo una gran fragmentación de la población, lo que dificultó el fin de las hostilidades. El conflicto alcanzó dimensiones internacionales, implicando a numerosas potencias en él.


Tras años de ofensivas y negociaciones, el pasado 23 de octubre de 2020 se puso fin al conflicto. Se establece un gobierno provisional y se fijan unas elecciones con fecha para el 24 de diciembre de 2021. 

El pasado 24 de diciembre, deberían haber tenido lugar las elecciones para las que miles de ciudadanos libios, ansiosos por ver cumplidos sus deseos de una sociedad democrática, se inscribieron, pero el gobierno ha decidido posponerlas al menos un mes, como consecuencia de una creciente tensión bélica, que podría suponer un alto al fuego negociado con Rusia y Turquía.