En el contexto de la Guerra Fría, periodo de fuertes tensiones entre los dos bloques que se habían formado: bloque capitalista encabezado por EEUU y bloque comunista liderado por la URSS, se desarrolla la Crisis de los misiles o crisis del Caribe en octubre de 1962 entre las dos mencionadas potencias y Cuba. Es considerada una de las mayores crisis del periodo y además el detonante de lo que podría haber sido la primera y última guerra nuclear.


Para ponernos en situación, desde 1959 en Cuba, con la llegada al gobierno de Fidel Castro, se establecieron una serie de medidas socialistas, como la Reforma de la Ley Agraria, que afectaban directamente a los intereses de los Estados Unidos en la isla caribeña. Eisenhower, el aquel entonces presidente de EEUU, decide dar inicio a una serie de políticas con el fin de derrocar el gobierno socialista cubano, como por ejemplo el bloqueo económico a la isla, la quema de campos de caña de azúcar (una de las principales fuentes económicas de los cubanos), la infiltración de espías estadounidenses en Cuba o la más destacada y una de las principales razones por las que se desarrollaron los acontecimientos posteriores, la invasión estadounidense de la isla.

En 1961 Kennedy intenta invadir Cuba, pero sus planes fueron desmantelados por la rápida reacción de el ejército cubano bajo las órdenes de Fidel Castro. Como de costumbre, EEUU empeñado en conseguir de una forma u otra sus fines y como respuesta a la derrota, pone en marcha la Operación secreta Mangosta, pero los servicios de inteligencia de la URSS descubren el plan y notifican inmediatamente a Cuba de lo que estaba sucediendo. 

Nikita Jrschov, líder soviético, no desaprovecha la oportunidad y llega a un acuerdo con Cuba, su único aliado en el hemisferio occidental, para la instalación de misiles nucleares y el transporte de material bélico a la isla, conocido como la Operación Anádir. Dada la cercanía de esta al continente americano, la instalación de estas bases no solo supondría un peligro inminente para los Estados Unidos, sino que también para los territorios de Centroamérica. Debemos desatacar, que tiempo antes, Washington llevó a cabo la instalación de misiles nucleares en Italia y Turquía que, de manera análoga, supondría una gran amenaza para Moscú por su proximidad geográfica. Esto supuso el inicio de la llamada carrera armamentística, tan característica de este periodo histórico. Los Estados Unidos enviaron aviones U-2 como medio de espionaje, de forma que invadiendo el territorio aéreo de la isla descubrieron los planes que Cuba y la URSS se traían entre manos.


La noticia llega a oídos de Kennedy con una extraordinaria discreción, con el fin de evitar que cundiera el pánico entre los estadounidenses, debido a la gravedad de la situación. En la Casa Blanca había un gran desacuerdo sobre cómo afrontar la situación: algunos optaban por el empleo de la fuerza, mientras que otros defendían llegar a un acuerdo de forma diplomática. No es hasta el 22 de octubre de 1961, sin más alternativa, cuando Kennedy se pronuncia públicamente sobre lo que estaba ocurriendo en la isla caribeña, apelando a la unidad de la sociedad estadounidense.


Con el fin de evitar la llegada de más buques soviéticos cargados de militares e instrumentos nucleares, el gobierno de EEUU impone un bloqueo naval sobre las costas de Cuba. La crisis llega a su apogeo cuando un avión estadounidense que sobrevolaba los territorios cubanos fue derrumbado por la Unión Soviética como contrataque al bloqueo naval. El inicio de la guerra parecía inminente, pero realmente ninguna de las dos potencias daba el paso, por temor a ser los responsables directos del conflicto que destruiría el mundo. 

Tras largas reuniones diplomáticas, Anatoli Dobryni, embajador de la URSS en EEUU, y Robert Kennedy, fiscal general de los Estados Unidos, llegan a un acuerdo sobre esta insostenible situación. EEUU se comprometía a retirar sus misiles Júpiter de Turquía y a levantar el bloqueo marítimo, al mismo tiempo que la URSS se deshacía de las instalaciones establecidas en Cuba. De esta manera, se ponía fin a uno de los periodos de mayor tensión de la Guerra Fría.

Como consecuencia, EEUU tuvo que acabar aceptando el régimen castrista de Cuba. Además, en 1963 se instala el conocido “teléfono rojo” un medio de comunicación directo entre la Casa Blanca y el Kremlin para tratar asuntos diplomáticos de una forma más rápida. También se firmaron acuerdos de control de armas nucleares, como el Tratado de no Proliferación Nuclear de 1968 que autorizaba únicamente a la posesión de armas nucleares a Estados Unidos, Francia, Reino Unido, la URSS Y China.